Persiguiéndolo, cansadamente, mal
su corazón hermoso en hierba verde
se relaja.
La oscuridad que envuelve de paso
arranca un sueño como una tormenta como el relámpago
él devasta en la esperanza.
Conducido, cansadamente, mal
en heno fragante su pequeño cuerpo
él descansa.
Quedado atrás compañeros salvajes heridos
en la hierba suave su pequeño cuerpo cayó
su ojo débil último
Tomó el día para su niño
y con el vuelo de rocío de alba
él descansó para siempre en la viga sola de su alma.
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